Claves a tener en cuenta en la comunicación en pareja

Claves a tener en cuenta en la comunicación en pareja

A lo largo de mi carrera profesional son muchas las parejas que he tenido el placer de atender en sesión. En todas y cada una de ellas la comunicación ha sido un eje central, el engranaje de muchos de los conflictos.

Hay un concepto que debemos tener muy presente cuando hablamos de la comunicación y es el de la “intersexualidad”, que aborda las diversas formas que las personas tienen de relacionarse y por tanto, de comunicarse y entenderse, dejando atrás la idea tradicionalmente preconcebida donde se considera que todos los hombres se comunican de una manera y todas las mujeres de otra (la famosa frase y libro de “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus). Pero a pesar de ello, es necesario reconocer las diferencias que existen en sus estilos de comunicación.

A mi hay una frase que me gusta mucho y que utilizo en consulta que es “el lenguaje crea realidades”, dado que el lenguaje es un constructo social, una forma de interpretación de la realidad de manera colectiva, dicha realidad ha sido construida a través de culturas patriarcales con un lenguaje en muchas ocasiones sexista, que poco a poco va evolucionando hacia un lenguaje más justo e igualitario.

Hay que tener en cuenta que cada integrante de la relación tiene su lenguaje, no podemos imponer el lenguaje que cada miembro ha ido creando a través de su propia historia. Cuando conocemos a alguien y se inicia una vinculación, hay que ser conscientes que cada vinculación es única, no podemos hacer apremio de las vinculaciones pasadas, pero no podemos negar que somos una suma de vivencias y que influirán en cada nueva vinculación que se forje. Vamos a poner un ejemplo: el miembro A de la pareja habla en “arameo” y el miembro B de la pareja habla en “griego”, eso va a ser así a lo largo de la relación, el fin será encontrar el lenguaje binario que haga que la pareja se entienda sin querer cambiar la lengua materna de cada uno de los miembros. Y si está presente la intención de cambiar dicha lengua materna, a lo mejor no es el lugar, no porque no sea buena esa lengua, sino que no es para nosotras/os.

Cuando hablamos de los estilos conversacionales, nos referimos a la forma que utilizamos para decir lo que queremos decir. En este apartado es muy importante destacar los “metamensajes”, que es la información que no está en el sentido literal de las palabras, vamos a verlo a través de un ejemplo: cuantas veces habéis recibido un WhatsApp de vuestra pareja y su interpretación ha podido dar una respuesta que ha generado un conflicto Ejemplo: Hola, ¿vienes? (posible interpretación: que seca/o, ¿me está dando ordenes? se ha levantado con el pie izquierdo, que se cree, ¿le pasará algo? ¿estará bien? Todas estas interpretaciones están basadas fundamentalmente en tres aspectos:  los mensajes que el receptor cree leer entre líneas, se hace un mayor hincapié en las palabras que el emisor ha elegido y como está su relación en ese momento.

Cuando hay desencuentros en la pareja, la conversación se convierte en el cuadrilátero de la negociación, cada una de las partes tratan de conquistar el cinturón de los pesos pesados y el lenguaje es el baile que se utiliza para mantenerse en pie y protegerse contra los intentos de la pareja para que no le deje “KO”. En este cuadrilátero, hay tres diferencias principales: la reacción ante los golpes no es igual, el diálogo sobre los golpes no es la misma y la expresión sobre los golpes no la comunican de la mima manera, entendiendo los golpes como problemas/conflictos.

Muchas veces se culpa a la relación en sí “no podemos comunicarnos”, lo que conlleva a la utilización de un “chivo expiatorio”, concretamente a las conversaciones afectivas y a las conversaciones informativas. Desde una visión general las mujeres son las que utilizan con más asiduidad la conversación afectiva, ya que utilizan el lenguaje como una herramienta para establecer vínculos, negociar, compartir similitudes y diferencias y compartir experiencias. Desde la visión masculina, son los que más utilizan la conversación informativa, para informar de los temas que quieren plasmar para preservar su independencia y poder negociar y mantener el orden de poder. En la suma de lo anteriormente descrito, las maneras de hablar son muchas veces el origen del problema.

Por tanto, en la comunicación, ¿qué es lo que nos acerca y nos aleja de nuestras parejas?

Cuando hablamos del malestar que puede generar los conflictos, las mujeres suelen tener una mejor relación con él malestar, le ponen un lugar y lo comparten. Por otro lado, los hombres no suelen manejarse bien con el malestar y se sienten desconcertados, no le ponen un lugar y, por ende, se pueden llegar a sentir sin herramientas para poder llegar a una solución ante el conflicto.

Todo esto nos lleva a enmarcar la libertad como eje de búsqueda, donde los deseos de ambos están muy presentes. Vamos a escenificarlo:

  • ¿Por qué tardas tanto en venir a por mi cuando sabes que es algo que me molesta?
  • Habíamos dicho a las 22:00 y he llegado a las 22:10. ¿Tanto te molesta?
  • Pero sabes que es algo que me hace enfadarme.
  • Si no se hacen las cosas como tu dices, ya tenemos bronca.

¿Qué es lo que ocurre en este diálogo? ¿Cuáles son los deseos que están presentes? En uno de los miembros el deseo es su necesidad de elección (“puedo llegar 10 minutos tarde y no tiene porque pasar nada”) que lucha con el deseo del otro miembro de la pareja que es el vínculo (“sabiendo que es algo que me molesta lo sigues haciendo”) ¿Os sentís identificadas/os? ¿Cuántas veces os habéis visto en esta situación?

En modo resumen, vamos a destacar los aspectos más relevantes para tener en cuenta:

  • Cada uno de los miembros de la pareja tiene un manera y modo de gestionar los conflictos.
  • Cada uno de los miembros tiene un estilo de comunicación diferente.
  • La tendencia generalmente femenina es la necesidad de verbalizar el problema.
  • La tendencia generalmente masculina es la necesidad de arreglar los problemas.
  • Hay que llegar a crear un lenguaje conjunto para poder adaptarse sin cambiar la lengua materna de cada uno de los miembros.
  • Generalmente las mujeres utilizan el lenguaje como medio para poder vincularse (comunicación afectiva).
  • Generalmente los hombres utilizan el lenguaje para el intercambio de información, si consideran que no hay nada que destacar, no consideran necesaria la comunicación (comunicación informativa).
  • Que estén presentes intercambios comunicativos positivos
  • Evitar la adivinación de pensamiento (la pareja no nos puede leer la mente, si queremos algo o si algo nos molesta hay que hablarlo).
  • Respetar los tiempos de cada uno, muchas veces es necesario un “tiempo fuera”, en el cual el hablar sobre el conflicto en ese momento no nos va a llevar a ningún puerto y puede agravar la situación.
  • Dar alternativas, “en este momento no me apetece hablar, te parece que mañana quedemos y hablemos”.
  • Evitar hablar desde el juicio, “no echar cosas en cara”.
  • Evitar hablar desde el “ser” (“tu eres…”).
  • Evitar interrumpir al otro.

Ser conscientes de todo ello y comprender las diferencias de los estilos conversacionales no va a hacer que no aparezcan los conflictos, pero si evitará que todo esto nos arrastre y no nos deje ver, porque no hay nada peor que no ver al otro ni verse a una/o misma/o.

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