Dependencia emocional en relaciones de pareja

Dependencia emocional en relaciones de pareja

Si existe una tarea imprescindible desde el momento en el que nacemos, esa es la de vincularse con otros seres humanos. En el vínculo que creamos con nuestras figuras de apego primarias y posteriormente con las personas con las que compartimos la vida, es el lugar donde somos capaces de definirnos, de definir al otro y el mundo que nos rodea, adaptarnos a las diferentes exigencias de nuestro entorno, afrontar de la mejor manera posible las dificultades que nos presenta la vida, entre otras muchas tareas.

Una de las emociones más importantes en la creación de esos vínculos, compleja a la hora de poder llegar a una definición que nos satisfaga a todos, es el amor.  En el artículo que nos ocupa hoy vamos a hablar de amor, centrando nuestra atención cuando bajo la máscara de esta maravillosa y compleja emoción se esconde la dependencia emocional, una de las formas de sufrimiento más importantes dentro de las relaciones de pareja.

¿Qué es la dependencia emocional?

Para poder reflexionar sobre dependencia emocional lo primero que haremos será definir de manera concreta este término e ir desgranándolo poco a poco. Jorge Castelló, psicólogo y autor de varios libros sobre dependencia emocional, expone la siguiente definición a nuestro parecer muy acertada. Él habla de dependencia emocional como: “Un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que intentan cubrir desadaptativamente con otras personas”. De esta manera podemos observar como el núcleo central del problema de la persona que padece dependencia emocional es la insatisfacción que percibe en el área afectiva y como intenta resolver esta insatisfacción centrando todos sus recursos en las relaciones de pareja. Lo que implica que dichas relaciones se conviertan en la columna central de su existencia, con la nefasta consecuencia que ello conlleva.

En las relaciones marcadas por la dependencia emocional suelen presentarse desequilibrios importantes, donde uno de los miembros aporta mucho más que el otro, generando una sensación sin fin de no sentirse correspondido. El hecho de centrar todos sus recursos en la misma, conduce a la desatención del resto de áreas de la vida del dependiente, su estado de ánimo pasará a convertirse en una copia exacta del estado en el que perciba la relación, la más mínima muestra de acercamiento o de rechazo implicará cambios drásticos en el ánimo de la persona que lo padece. Bajo estas circunstancias no es difícil imaginar la cantidad de tiempo, esfuerzo, sensación de descontrol y sufrimiento que acarrea la dependencia emocional en las relaciones de pareja.

¿Cuáles son las características de las personas que sufren dependencia emocional?

Después de este primer esbozo general sobre la dependencia emocional, vamos a intentar describir las características que solemos observar en personas que se ven sometidas a este patrón en sus relaciones de pareja.

“Mi pareja va a ser siempre mi prioridad”:

La persona que sufre dependencia emocional sitúa a su relación por encima de sí misma y de cualquier otra área en su vida, ya sea trabajo, amigos, incluso familiares, todo quedará por debajo de la relación.  Conforme pasa el tiempo, la persona va dejando de lado la vida que tenía antes de conocer a su actual pareja. Pierde aficiones, tiempo con amigos y familiares o cualquier aspecto que sienta que le limite o le entorpezca para pasar tiempo con su pareja.

La prioridad sobre la misma y la desconexión con el resto de su vida, puede llegar a implicar que el estado de ánimo se determine casi por completo por cómo se percibe el estado de la relación. Independientemente de que externamente veamos la relación como poco saludable, una persona que sufre una condición de dependencia emocional, experimentará bienestar cuando perciba aceptación y compromiso en la relación. Por el contrario, si vive situaciones de rechazo, alcanzará niveles de sufrimiento difíciles de tolerar y considerará que la única forma de conseguir el alivio que necesita es volver a sentir que su relación marcha bien. Cualquier comportamiento será válido para alcanzar el ansiado alivio, pedir disculpas sin haber cometido un error, aceptar comportamientos hacia sí misma inadecuados… todo vale con tal de sentir que la relación sigue adelante.

“Necesito estar siempre conectada con mi pareja”

Si la calma depende de que perciba la relación como algo consolidado y el resto de áreas de mi vida ha desaparecido, no es difícil imaginar la necesidad imperiosa de estar continuamente conectada con mi pareja.

La persona que sufre dependencia emocional necesita pasar el mayor tiempo posible con su pareja. Si se encuentran en el mismo lugar la proximidad física y las interacciones se volcarán casi por completo en ella. Cuando las circunstancias laborales o ciertas obligaciones impiden estar juntos, el teléfono móvil ya sea mediante chat o llamada, permitirán seguir cubriendo la necesidad de estar siempre conectados. Esta necesidad de contacto es inadecuada, por un lado, debido a que la frecuencia es tan alta que puede llegar a acarrear problemas en el entorno y, sobre todo, porque de esta manera se acaba sosteniendo una dinámica donde mi calma depende de que mi pareja responda.

“Mi pareja es solo mía”

En gran parte de las relaciones de pareja observamos un deseo legítimo de exclusividad en la relación. Sin embargo, en las relaciones de dependencia este deseo se convierte en necesidad, lo que conlleva que cualquier aspecto de la vida de la pareja molesta, ya sea amigos, ocio, trabajo… aquello que limite el tiempo que pueden pasar juntos se vivirá como algo que pone en peligro la relación.

Como señalábamos anteriormente, una de las características de este tipo de relaciones es el desequilibrio presente entre ambos miembros de la pareja, por lo tanto, aunque la persona que sufre dependencia experimente esta necesidad, es muy probable que la otra persona siga haciendo lo que le apetezca.

“Mi compañero es perfecto”

Otra de las características que observamos en las personas que sufren dependencia es la idealización que se realiza sobre la pareja. Es difícil encontrar que una persona con dependencia emocional se enamore de alguien que no considere, aunque de manera distorsionada, por encima suyo. El hecho de sentir que alguien a quien admiran siente deseos de estar con ellos, es algo que les ayuda a verse como personas queribles y validas.

Como comentábamos, esta idealización está generalmente distorsionada, y sabemos que en muchas ocasiones no se asienta en méritos o características objetivas, si no en cómo es tratada dentro de la relación la persona que sufre dependencia emocional. De esta manera, comportamiento como desprecio, mostrar explícitamente escaso interés e incluso la prepotencia, serán valoradas como muestras de poder adecuadas y legítimas.

“Me someto a mi pareja”

Con las características que hemos ido describiendo no es descabellado pensar que el trato va a ser de subordinación. Aquí es donde se hace más patente el desequilibrio del que hablábamos anteriormente, desde este lugar de sometimiento, se llegan a justificar todo tipo de comportamientos. Ya sea aceptar descalificaciones, permitir infidelidades, ser el objeto de descarga de las frustraciones, incluso diluir la propia personalidad y hacer esfuerzos titánicos para convertirme en la persona que mi pareja quiere que sea.

“No puedo tolerar la idea de que algún día mi relación se termine”

Las personas que sufre dependencia tienen tan idealizada a su pareja y el nivel de sometimiento es tal, que considera que no hay vida más allá de la relación. Cualquier signo de una posible ruptura se vive como algo devastador e intolerable. Lo normal es que la finalización de la relación no se desee bajo ninguna circunstancia, pero si en algún momento se lo plantean, se sienten incapaces de romper la relación debido a que emocionalmente lo viven como algo insoportable. Es probable que después de llevar tiempo en una dinámica de dependencia, se perciban sin recursos para poder manejar el dolor si no es dentro de una relación.

“Cuando echo la vista atrás solo me recuerdo con pareja”

Señalábamos que el dependiente emocional tiene un largo historial de rellenar carencias afectivas y regular el malestar emocional únicamente dentro de la relación. Viven el amor y las relaciones como la columna central de su vivencia. La experiencia de una ruptura se percibe como algo intolerable y si por algún motivo la temida pérdida llegase a producirse, la persona que sufre dependencia tratará de manejar el dolor iniciando otra relación.

“Mi autoestima está por los suelos”

Por norma general las personas que sufren dependencia emocional no se quieren así mismas. Señalábamos al principio del artículo la importancia de la carencia afectiva en la historia vital del dependiente emocional. Si en mis vínculos primarios no he tenido una mirada empática, cariñosa, atenta y limpia que haya sido capaz de “verme” y donde yo haya podido generar unas creencias adecuadas sobre mí mismo, de poco servirá las cualidades y virtudes que me caractericen, los logros que haya conseguido, o la creencia de la importancia del autocuidado y la aceptación, ya que estos no se traducirán en un comportamiento de amor y respeto hacía mí mismo.

Espero que este primer acercamiento a la dependencia emocional y a las características que presentan las personas que sufren este patrón en sus relaciones de pareja, te haya permitido reflexionar sobre la complejidad de un problema que desgraciadamente hoy en día sigue presente en muchas relaciones. Cada historia de dependencia emocional es única, así como los miembros de la pareja y sus experiencias vitales. Quizá hacerme cargo de ello pueda comenzar por tomar conciencia sobre cómo aprendí a tener pareja.

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